Marítimo, profundo y calmo…
cuando las olas de sus pupilas brillan
emite estruendos infernales con su garganta.
Desdice sus dichos y los entredichos
de las voces no oídas
del silencio sentido en el alba.
En ese abismo infinito ya no queda luz,
apenas chispazos como sombras invisibles
en el archipiélago de las palabras.
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