No he sabido desdecirme en el papel
que me tocó jugar
un rastro inmaculado me subyuga
en este tobogán
subí los peldaños sin esfuerzo alguno
y desciendo súbitamente
hasta la fuga de tu escasez.
Y ALGO MÁS...
Proyecta lo difícil partiendo de donde aún es fácil
realiza lo grande partiendo de donde aún es pequeño
todo lo difícil comienza siempre fácil.
Todo lo grande comienza siempre pequeño
por eso el sabio nunca hace nada grande
y realiza lo grande, sin embargo.
El árbol de ancho tronco está ya en el primer brote
un gran edificio se basa en una capa de tierra
el viaje hacia lo eterno comienza ante tus pies.
Lao-Tsé
AL PRÍNCIPE
Si regresa el sol,
si cae la tarde,
si la noche tiene un sabor de noches futuras,
si una siesta de lluvias parece regresar
de tiempos demasiados amados
y jamás poseídos del todo,
ya no encuentro felicidad
ni en gozar
ni en sufrir por ello:
ya no siento delante de mi toda la vida…
Para ser poetas,
hay que tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad
son el único modo para que se forme algo,
que es fuerza,
abandono,
vicio,
libertad,
para dar estilo al caos.
Yo, ahora,
tengo poco tiempo:
por culpa de la muerte que se viene encima,
en el ocaso de la juventud.
Pero por culpa también de este nuestro mundo humano
que quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz.
Pier Paolo Pasolini
En “La religión de mi tiempo”, 1961
LA PALABRA
Ellos escriben aunque nadie los lea
escriben en las paredes de la mina
escriben con sus lámparas de carburo
escriben bajo la noche profunda.
Escrituras, Juan Gelman
MEDIALUZ
tus encajes dispersos en la alcoba.
A lo largo de un muelle, alguna madre;
y sus quince años dando el seno a una hora.
He soñado una fuga. Un “para siempre”
suspirado en la escala de una proa;
he soñado una madre;
unas frescas matitas de verdura,
y el ajuar constelado de una aurora.
A lo largo de un muelle...
Y a lo largo de un cuello que se ahoga!
César Vallejo
(1892-1938)
EL PRIMER POEMA – Poema en el poema 4
El primer poema fue una mano abriéndose a la luz
con el estremecimiento de una serpiente al reptar
de un rayo al cruzarnos el rostro.
El primer poema fue escrito de una sola manotada
y el hombre de una mano fue estampado en la piedra
con esa herramienta de minero sin casco.
El primer poema fue una mano estampada en el muro
la palma de una mano
unos dedos abiertos
aguardando el amanecer
la sombra de otro hombre
unas líneas escritas con los ojos cerrados
con el sueño más terrible o más dulce.
Y es mi mano cuando la mido con la suya
haciéndola más grande que el cuerpo de un hobmre
que el cuerpo de un bisonte.
Cuando la asumo haciendo retroceder las tinieblas.
No te escucho, te veo
eres una sola palabra carnal como un hombre
eres una sola imagen palpitante
reflejada en un grano de cuarzo
donde no estás tú ni yo
sino el mundo surgiendo de la oscuridad.
No puedo pensar en ti sino al verme a mí mismo
al ver brotar mis manos el amanecer
y preguntarme a qué pertenecen, a qué se asemejan
a qué raíz de árbol, a qué arma sagrada
a qué querella del origen, a qué unidad perdida.
La meta es el olvido.
Yo he llegado antes.
Jorge Luis Borges
FAREWELL
I
Desde el fondo de tí, y arrodillado,
un niño triste, como yo, nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.
Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.
Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.
Pablo Neruda
Escribir no debiera ser un lugar
fértil en el desierto,
ni la tregua en un vivir compulso
y ajetreado, violento.
Pero escribir viene siendo un Oasis
y salir de la palabra al viento
una suerte
de suicidio,
un desastre
de asedio.
La realidad tiene otros planes.
Me digo, al contemplar el desmedido
pedazo de Universo que me toca,
que a nada temo, y siento que en la boca
la Nada se disuelve. No he mentido.
al humano temor en que trastoca
el Hombre, su esperanza: la más loca,
la de no regresarse del olvido.
ni la arena en el viento enloquecido,
que me azota la cara y no me nombra.
ni el sideral espacio que me asombra
porque no puedes olvidarme, olvido.
El luto de estar sin tí
solo tu cuerpo clarea,
ese luto, esa luz que irradia
día tras día ese duelo.
Cuando se da el amor sobre la duela,
cuando la carne se ofrece fresca,
hay ganas de borrar lo dicho,
forrar la dicha, que no se desvanezca.
Walter Adet
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