miércoles, 17 de enero de 2018


Un estruendoso instante
imaginado por los antiguos 
para los dioses del Olimpo.
Así es mi vida. Mínima.
Consumida día a día
mientras me salta la cuerda.
Juego al jenga con los libros
que jamás se volvieron biblioteca
y por las noches 
visito a mis amigos.
Les he hablado desde antes,
mucho antes que el tiempo pese.
Recolecto sus fuegos y entre las llamas
uno, maullando, dice ser lobo
otro, se desenvuelve sin nombre
en mi niñez de caracoles.
Y otro, me hace saber en silencio
que quiere ser parte de mis dioses.





                                                 © Danhir Salomón








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