las sombras de mis dedos me imantan a las teclas
sonidos que en mis noches plácidas
dominan el fétido estado de mi conciencia
aprende Danhir la pesadez
de Calcuta miniatura cuando pelea
aprende la vacuidad intrépida
del amanecer estacionándose en tu rostro
añejando el pulso lógico
de los acontecimientos venideros
destila las filigranas de saliva hostil
que el viento seca compasivamente
no dejes de dormir en la almohada de piedras
y sonámbula diurna revestida con indicaciones insensibles
resguarda esta oniria mágica de las miradas yertas
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