domingo, 28 de enero de 2018
INERTE
Cuando levantan la frente
sus pulmones despiden
aire acondicionado.
Las horas subacuáticas
marcan en el reloj de agua
sus últimas tormentas.
Llevo días
sin recordar quién soy,
aún conservo los trasnoches.
Me llaman hija, hermana, tía.
Me nombran Danhir, Marissel,
Nocturna, Luna Maya...
todas esas, no soy.
Intento entenderlos.
Gritan desde lo superficial del tiempo,
desde los límites de una realidad
prendida a la nuca de un maniquí.
Casi nadie lleva sus patitos en fila,
pero rezan un ritual perpetuo
de nombres evaporados.
Y sigo adentro, liberando la voz
movilizando nuevas sensaciones
mientras los sonidos mudos
cristalizan la esencia pura de la paz.
sábado, 27 de enero de 2018
REGRESO
las bacterias se esparcen
como lluvia de polen
nuevamente, he pisado
el peldaño invisible
y se abre ante mí
el portal a lo minúsculo
vuelvo a oír los potentes
pulsos cronometrados
de las hormigas
y me sumo a esas legiones
emprendo el regreso
cuando alguien
detone con su vigilia
el hormiguero de esta noche
© Danhir Salomón
viernes, 26 de enero de 2018
NEVERMOR
hay un nunca tan pronunciado
ligado al vaticinio del entrecejo
un corte premonitorio
abrupto y poderoso
los abalanza sobre un alud
multitudes ciegas corren,
se reproducen y matan
reclaman hasta el hartazgo
una vida
esa vida que le niegan
a los de la especie nevermor
© Danhir Salomón
jueves, 25 de enero de 2018
LA LUNA
Está llena de supersticiones,
asimila cada una
y las cumple.
Una podredumbre inevitable
acontece cuando la pesca
se realiza bajo luna llena.
Pero eso no es mal tiempo
para el lapso de los flujos,
los temporales entonan
a las mareas sus diluvios.
La brevedad de las eclipses
pone en evidencia
los silencios parasitarios
que liban maldiciones
para azotar en boomerang
las conciencias.
© Danhir Salomón
miércoles, 24 de enero de 2018
SIN ARTIFICIOS
El día no ha sido un día.
Estalla.
Cada segundo
lucha
sobre la arena.
Ellos vienen
a medianoche.
Sus aullidos andrajosos
y sus ladridos encadenados
dialogan con mi búho
incapaz de cargar solo
lo que late.
© Danhir Salomón
martes, 23 de enero de 2018
Las sombras elásticas del sol fueron fantasmas adosados a la mochila imaginaria de mi niña.
Su oscuridad le prodigó alas para surcar los infiernos de los demás y sabe que hay niños con caparazones que gimen desiertos de sueños imposibles. Todos cuelgan de un mismo árbol que los acuna. Solo ella duerme en vigilia invertida esperando que alguno despierte pronto y la siga hacia donde ella debe acompañar.
lunes, 22 de enero de 2018
CABEZA INÚTIL EN UN TRABAJO DE CAMPO
He dormido los días de sol y el sueño de la infancia aún me perturba al acecho. Ya no estoy entre humanos. Me fui de los animales. Estudio la anatomía que persiste entre los insectos y lo inexistente. Convivo con avispas. Suelen atrapar a las moscas por la espalda y, antes de devorar sus cuerpos, les cortan con sus pinzas la cabeza. Mis pensamientos se liquidan en el mismo instante que mi cabeza rueda por el piso.
© Danhir Salomón
domingo, 21 de enero de 2018
ORILLAS
Es verano y me baño de nieve,
nombro el agua de invierno.
Es verano y aquí, descalzo
los pies y los sumerjo
en la alborada espuma
de sombras toscas.
La máscara esmerilada surge
como un souvenir de muerte,
advirtió mis ojos abiertos
y mi nariz apretada
contra la ventana.
Es verano y así, soy toda agua.
El agua atraviesa desde los poros
en diminutos cristales sin fe.
Estoy al fondo, agobiada de calor,
descongelando las ondas del lago.
Salgo a flote después de contener
y dejar mi cascada acuosa en el pozo.
La convivencia entre pares exige
alcanzar cierto desequilibrio en común.
Desde las orillas la máscara suplica
mi inconsciencia y no puedo negársela
la cedo en un trueque para comprender la vida.
© Danhir Salomón
sábado, 20 de enero de 2018
LOS DÍAS
Los serenos habitantes
comulgamos el mismo ritmo cotidiano
que los caracoles y los sapos
de ser prensados en cualquier instante
mientras recorremos las calles.
© Danhir Salomón
viernes, 19 de enero de 2018
LAS TARDES
Cada vez que regreso de los ecos
me estrello enceguecida por los tres soles.
Ya he visto lo oscuro
en algunos ojos humanos.
No soy grillo ni libélula, aunque quisiera.
Sé conducirme a contramano
por un camino de sapos sobre el asfalto.
Espero que salten, que liberen su lengua
y devoren, regocijadas de luz,
a mis mariposas suicidas.
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