en el revés convexo de lo inerte
un perro aulló al oír mi voz
otro, más mío aún, me duele
cercano
desde su partida
partir de ira partida
de impotencia rabiosa
inmolo en las noches
aquél hueco cóncavo
con las mismas estrellas fugaces
que saturan el cielo de Purmamarca
y me recuerdan que siglos antes
seguiré siendo opaca acromática
admiradora consistencia consciente
del dueto en duelo revocable
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