lunes, 12 de enero de 2009

ÍNDIGO-CRISTAL


A mi hermana del alma: Marina Calderón

Le dejaron de herencia una casa pequeña, tan diminuta que ni siquiera cabía alguna de sus muñecas. Así, llena de pequeñeces, sólo podía hacerse cristal. Cristalcito de lámparas viejas que cuelgan en las alcobas de las abuelas. Allí permaneció serena por más de cincuenta años, observando a otras niñas que, cada noche, admiraban los brillos de los cristales antes de dormir; hasta que una de ellas, vestida con color índigo, caminó por las paredes de la habitación, llegó hasta el techo, y la arrancó de la lámpara. Llevó al pequeño cristalcito hasta su cama y le enseñó a pedirle a los Reyes Magos que le trajeran, en una caja de regalo, una hermana que camine por las paredes buscando compartir los mismos sueños.


© Danhir Salomón

2 comentarios:

Pakous dijo...

Apasionante Nocturn, mi niña índigo-cristal...
Un abrazo inmensamente infinito...

Nocturna dijo...

Pako:

Abrazo infinito, es perpetuo.

:)