martes, 23 de septiembre de 2008

GRIPE KAFKIANA


Llevo dos días con fiebre.

Ayer, por la tarde, mi madre ingresó a mi habitación a darme los medicamentos y me preguntó si necesitaba algo más. Señalé un libro y le pedí que, para aliviar el dolor de cabeza, me hiciera el favor de leer un cuento de Kafka. Ella miró de soslayo el voluminoso ejemplar cerrado que descansaba sobre la mesa de luz y, luego, se retiró en silencio, sonriéndome irónicamente.

Mañana, mi familia desayunará sesos por haber ignorado que los medicamentos agudizan el dolor de cabeza y que sin cuentos será inevitable que estalle en minúsculos pedacitos.



Danhir