sábado, 3 de mayo de 2008

CONGELADOS


Pensaba que, ellos, no miraban vidrieras... hasta que lo vi de espaldas, en una esquina peatonal desértica, a altas horas de la noche.


A estas horas muchos duermen, mientras el capitalismo se congela en sueños de raso y satén.


Las calles lucen brillantes, recién lavadas por empresas que creen mantener a la ciudad "sana y limpia", a pesar de todo…


Alcancé a verlo, frente a una vidriera pulida, como si fuese el reflejo del maniquí en otra realidad más cruda.


El maniquí, bien vestido, parece haberse quedado estupefacto, duplicando al hombre descalzo que, atentamente, observa un centenar de zapatillas.


Y ahí está él, frente al maniquí... con su cadera inclinada, alternando el peso corporal sobre una de sus piernas.


Lo veo… restregando insistentemente sus empeines desnudos detrás de sus pantorrillas con la absurda ilusión de obtener un poco de calor en este frío que congela los sueños de unos y las sensaciones de otros.


Danhir