A Mario Córdoba
Menos mal, Danhir,
preservas serena
los nombres que no le confié.
tu lengua fileteada se hizo nudos
sin poder pronunciar la razón.
dormiré, otra vez, en vela
removiendo su sopa de letras
y en mi frustración por deletrearlas
comeré, una a una, todas las palabras.
Danhir
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